La información que les voy a compartir, está inspirada en un artículo de la revista MONEY titulado: Lies We Tell Ourselves That Can Sabotage Our Retirement que nos hemos tomado la libertad de traducir y tropicalizar a nuestro contexto latinoamericano.
Si bien existen elementos que están más allá de nuestro control como: despidos, caídas en los mercados, gastos impredecibles, que definitivamente pueden impactar nuestros planes de ahorro a largo plazo, la realidad es que son otros factores (por no llamarlos excusas) que afectan de manera determinante nuestro camino hacia una retiro tranquilo y próspero.
Aquí listamos las 4 mentiras que usamos con más frecuencia y que sabotean nuestro retiro:
1. Falta mucho para eso.
Vemos la vejez como algo lejano y el retiro cómo algo imposible de calcular. Creemos que siempre seremos jóvenes, fuertes y productivos. La realidad es que el tiempo pasa, y pasa más rápido de lo que esperamos.
Uno de los costos de oportunidad más altos en esta etapa es el no aprovechar el largo plazo. Es precisamente en nuestra etapa productiva que podemos apalancar el ahorro a través de herramientas financieras que nos ayuden a crear un buen capital. Ten presente seleccionar opciones de bajo riesgo y con garantías.
2. En estos momentos no puedo ahorrar, pero con seguridad empezaré más adelante.
Hace poco leí una frase que me causo mucha gracia: “Los perdedores empiezan la dieta los lunes”, y de verdad creo que este tema del ahorro es igual que hacer dieta. Nos encanta postergar, conseguimos mil excusas para no comenzar y al final solo nos engañamos a nosotros mismos. Esperamos que el dinero nos sobre para empezar a ahorrar…. Esto nunca va a pasar, el dinero nunca nos va a sobrar, siempre vamos a encontrar en que gastarlo.
El problema con esta justificación es que ese “mas adelante” puede tomar mucho más tiempo del que pensamos, y cómo ya lo indicamos cada día, mes, año que pasa tiene un costo, hasta que comenzar se convierte en una tarea titánica.
3. Antes de ahorrar, prefiero invertir y vivir de las ganancias.
En economía existe una fórmula fundamental que reza.
AHORRO = INVERSIÓN
Esta ecuación no es necesariamente cierta cuando hablamos de un plan de retiro. Toda inversión tiene un riesgo asociado, que varía de acuerdo a la tasa de retorno. La vejez es algo inminente (estadísticamente el 80% de la población llega a los años dorados), por lo tanto no podemos poner en riesgo algo que sabemos que va a suceder. ¿Qué pasa si la inversión no prospera? ¿Qué pasa si los rendimientos están por debajo de lo estimado? Si vamos a sacrificar consumo presente por un futuro más cómodo, entonces hagámoslo bien. La clave está en la diversificación, un portafolio compuesto por diversos instrumentos que nos permitan compensar fluctuaciones de los mercados.
4. Si todo lo demás falla, continuaré trabajando durante el retiro.
Aunque no lo crean este es el plan real de un porcentaje importante de la población cuando se le hace la pregunta ¿cómo vas a mantenerte durante el retiro?. La realidad es que la gran mayoría de las personas que superan los 65 años, no son económicamente activas. Las razones son variadas: competitividad del entorno laboral, afecciones físicas y de salud, compromisos familiares, entre otras. Muchos terminan dependiendo de un familiar o de una pensión estatal que no logra cubrir sus necesidades. También, cuando se llega a esta edad, hay una gran diferencia entre “trabajar por gusto” y “trabajar por necesidad”, y la última termina siendo la máxima en sus vidas.