En las entregas anteriores destaqué la importancia de preparar el retiro y describí el primer paso para lograrlo: elaborar una visión de esos años. En esta entrega expongo el próximo paso en el camino hacia una jubilación libre de sobresaltos económicos: conocer cuáles son sus bases. Conocer esas bases permitirá identificar y ejecutar las acciones necesarias para construirlas.
Figura 1. Capacidad de producción de ingresos y consumo en el tiempo.
Nuestra capacidad de producir ingresos tiene la forma de una campana (ver figura 1). Cuando somos jóvenes esta capacidad es nula, sólo consumimos. Cuando nos hacemos adultos comenzamos a producir, y lo hacemos hasta nuestro retiro. A partir de ese momento seguiremos necesitando ingresos, pero nuestra capacidad de producirlos habrá mermado, a menos de que contemos con:
La jubilación estatal: la mayoría de los países del mundo cuentan con sistemas de asistencia social para los adultos mayores que se traducen en el pago de una pensión mensual. Las personas en edad productiva realizan aportes mensuales a un fondo de pensiones, administrado por el gobierno, que surte el dinero que se entrega a quienes disfrutan del beneficio. En los últimos años el monto de las pensiones gubernamentales ha descendido debido, en parte, a que la proporción de adultos mayores (en edades no productivas) ha aumentado mientras que el número de jóvenes ha decrecido – a este fenómeno se le conoce como inversión de la pirámide poblacional.
La posesión de activos productivos: un activo productivo es aquel que produce alguna renta de forma regular sin que sea necesaria la intervención o gestión de su propietario y, además, ese ingreso que el activo genera es superior a su costo de mantenimiento. Estos activos productivos – bienes raíces en alquiler, patentes, inversiones – generan rentas que pueden ser utilizadas para financiar los gastos personales de las personas retiradas.
Un fondo de retiro privado: a diferencia de la jubilación estatal, en los fondos privados de ahorro para retiro las personas ahorran para su propia jubilación, y aprovechan las ventajas de hacerlo en conjunto. Una compañía privada, en algunos casos regulada y fiscalizada por entes gubernamentales – en el caso de que no estén registradas en paraísos fiscales –, administran el dinero aportado a lo largo de un periodo – generalmente de 15 a 30 años – por las personas. Llegado el momento depositarán una mensualidad acordada en la cuenta del beneficiario del plan. Hay que tener cuidado al elegir la compañía con la que se contratará un fondo de retiro, de eso hablaremos en una entrega posterior.
Estas tres bases son complementarias, como las patas de una mesa, y, si se han cultivado las tres, el retiro será muy robusto desde el punto de vista económico. Cada una por separado tiene una cierta eficacia, sin embargo, la experiencia muestra que por sí sola puede no ser suficiente: las inversiones pueden caer, las rentas pueden bajar, las jubilaciones públicas están sujetas al vaivén de los gobiernos y sus decisiones.
¿Cómo están las bases del retiro en tu caso particular? Si no has comenzado todavía, ¡no te desalientes!, sin importar tu edad, estás a tiempo para comenzar a construirlas.
Recuerda que nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para prepararse para el retiro.
Hasta la próxima entrega.
Olga Bravo Luna