Emprender después de los 60 es posible y cada vez más común. Pero este es un camino de aprendizaje, que se debe vivir sin miedo y desde la humildad.
Luego de 36 años de servicios en la industria petrolera, mi mamá alcanzó su tan esperada jubilación. Fue un periodo donde disfrutó realizar muchas actividades que las restricciones de la jornada laboral no le permitían; hacía mucho más ejercicio, compartía tiempo con la familia y sus amistades, viajaba con frecuencia, se consentía con muchos tratamientos de belleza. Sin embargo, esta época dichosa no duró mucho. Los ingresos de su pensión empezaron a mermar por la situación del país y para una mujer activa como mi mamá, que tenía 55 años para ese momento, quedarse en casa no era una opción.
Se presentó la oportunidad de participar en un negocio familiar y sin pensarlo dos veces se metió de lleno en ese nuevo proyecto. Recuerdo la alegría y la ilusión que acompañaron esa decisión. Aunque valoraba mucho su tiempo libre, el tener nuevamente un propósito y enfrentarse a nuevos desafíos la llenaba de vida. Para mi mamá, una mujer muy fuerte y luchadora, este proceso no fue fácil. Recuerdo haber conversado con ella una mañana, frente a una taza de café con leche, ya varios años después que el negocio estaba caminando, sobre cómo había sido ese trayecto. Se sonrió de una manera que me hablaba de las dificultades ya superadas, me dijo que sin duda su experiencia previa la había ayudado, pero que ese era un camino que había que transitarlo sin miedo y desde la humildad.
Emprender en cualquier etapa de la vida es un reto. No se trata solo de tener una buena idea, toca aprender a manejar diferentes áreas del negocio para que funcione como producción, ventas, mercadeo, finanzas, entender el marco jurídico vigente, entre otras. También debes aprender a manejar la incertidumbre y los cambios del entorno mientras logras posicionarte en el mercado, formar un equipo de trabajo y por supuesto crecer. Aunque es un proceso maravilloso, las etapas iniciales suelen ser duras, y esto no tiene nada que ver con la edad.
Ventajas de emprender después de los 60
- Tienes más experiencia, tanto profesional como personal. Esto te permite afrontar los retos desde otra perspectiva, incluso anticiparse a situaciones que quizás ya hayas vivido. También tienes la sabiduría para relacionarte mejor con otros y manejar tus emociones.
- Más tiempo para dedicarle a tu nueva actividad. No hay tantas responsabilidades en casa con tus hijos grandes y, en teoría, con menos cargas familiares.
- Cuentas con redes de contacto valiosas que te abrirán puertas y te permitirán acortar el camino.
- Conoces lo que es el trabajo duro y te has enfrentado al fracaso. Estas son 2 actitudes absolutamente necesarias para emprender. Sabes que la perseverancia, la disciplina y la paciencia son claves para el crecimiento.
- Y finalmente te conoces a ti mismo, sabes cuales son tus fortalezas y debilidades lo cual es un aspecto que muchos emprendedores deben aprender en la práctica, asumiendo el costo que eso implique.
Qué necesitas para emprender en esta etapa:
- Capacitación: Esta es una de esas recomendaciones que aplica para cualquier rango de edad, ya que en el entorno actual tenemos que capacitarnos de manera constante. Para un adulto mayor es importante perder el miedo a la tecnología y recibirla como la poderosa herramienta que es, y parte de nuestro dia a dia. Aprender de todas las áreas del negocio, así como de nuevas tendencias en gerencia, mercadeo y ventas. Mantener una actitud de aprendiz fomentará nuestra capacidad de adaptación.
- Contactos. Aprovecha tu red de contactos, que pueden personas con las que has trabajado y que ahora pueden formar parte de tu equipo. Rodearte de personas profesionales y capacitadas te ayudará ahorrar tiempo y dinero. También pueden aportar conocimiento de diferentes sectores que te ayuden a tener un conocimiento más amplio de cómo está el mercado, cuales son las oportunidades y las principales amenazas así como quienes son los principales actores que pueden influir en tu negocio.
- Humildad. Sé humilde. Esta fue una de los grandes aprendizajes de mi mamá, se dejó enseñar de un negocio que prácticamente era nuevo para ella, se adaptó a la nueva dinámica de trabajo, nuevas tecnologías, con entusiasmo y buena actitud.
Casos de éxito:
El Coronel del pollo frito:
Harlan David Sander ya se había reinventado a los 40 años, cuando durante la gran recesión de 1929 abrió una estación de gasolina en Corbin, Kentucky y empezó a servir comida. Ahí nace su famosa receta de pollo frito “con once hierbas y especias”. Pero la gran hazaña viene casi 2 décadas después, con la apertura de la Interestatal 75, que redujo significativamente el tránsito de la carretera donde se encontraba su restaurante, al punto que tuvo que cerrarlo. Sander, con 60 años de edad, decide recorrer todo el país ofreciendo su restaurante bajo un modelo de franquicia. Así nace KFC, una de las cadenas de comida rápida más exitosa de Estados Unidos.
La evangelista IT:
Así se llama a sí misma Masako Wakamiya, para alentar a otras personas mayores a usar la tecnología para enriquecer sus vidas. A sus 78 años desarrolló una aplicación para smartphones inspirada en un juego de muñecas de un festival tradicional en Japón, ya que “No había aplicaciones que las personas mayores encontrarán divertidas. Decidí hacer un juego en el que los viejos pudieran vencer a los jóvenes.” Wakamiya no sabía nada de computadoras cuando se retiró de la banca a los 58 años de edad, compró su primer equipo para entretenerse mientras estaba en casa cuidando a su mamá de 91 años. Aprendió el lenguaje de programación que soporta su APP a través de un curso on line.
Una bebida curativa:
Luego que el farmacéutico John Pemberton fue herido durante la Guerra de Secesión, desarrolló una adicción a la morfina para calmar el dolor de una herida que había recibido en su pecho. Se dedicó entonces a desarrollar una bebida que pudiera curarlo, y logró la Coca-Cola. La fórmula definitiva estuvo lista cuando Pemberton tenía 55 años de edad. Aunque Pemberton no pudo obtener grandes ganancias de su invento, ya que fallece apenas 2 años después, es una muestra de cómo la creatividad surge en el momento menos esperado.
Emprender no tiene edad. Pero si ya tienes más de 60, valora ese camino que has recorrido. Tu experiencia y tus aprendizajes son un activo sumamente valioso. Abraza este nuevo reto desde la humildad y recuerda que lo que define el éxito de proyecto es el corazón y la mente que le pongas para conseguirlo.